Voy por una conocida travesía donde hay una hermosa señal de "prohibido
circular a más de 60 por hora". La guardiacivil
es asidua de este hábitat de apenas dos minutos de recorrido, pero a algunos
impacientes les resulta insoportable semejante procesión, a pesar de que casi todos saben que los hombres de verde se
esconden tres la curva (una vez me invitaron en este tramo al sabor de una didáctica multa).
Hoy toca imbécil de esos que tienen prisa por llegar a ninguna parte.
Voy a 70 pero el imbécil va tan pegadito a mi culo que podría acariciar mi
cogote. Sabe que además del “prohibido ir a más de 60” todo el tramo es de línea
continua y debería haber obligada relajación, un acompañarme detrás
discretamente por que no hay otra cosa mejor que hacer, pero se muestra
impaciente, se me aproxima sin respeto ni permiso, asoma el morro pisando la
línea como si quisiera adelantar y hace aspavientos una y otra vez, y mientras mantiene un absurdo monólogo
injustificable, se acuerda probablemente de mi familia, aunque debería
acordarse mas bien de la suya.
A continuación, entramos en otro tramo de carretera general de apenas
diez minutos de 90 o 100 de mucho tráfico de camiones y pocas opciones de adelantar.
Aunque consigas hacer un adelantamiento, no sirve de nada si hay densidad del
tráfico hasta llegar a la autovía, no vale la pena correr riesgos, pero el
imbécil que me ha tocado es uno de esos que no mejora la especie, empeñado en
demostrarse a sí mismo que es incapaz de relajarse y disfrutar, de valorar las
cosas en su justa medida. Todo esto es lo que me voy imaginando cuando lo
observo por el espejo retrovisor moviendo los bracitos como una marioneta de
guiñol. Lo imagino con el alma triste, incapaz de querer bien, siempre con
prisa, estresado, impacientándose con todo, jodiéndose la salud, sin vivir y
sin dejar vivir. Pegarse como una lapa al coche de delante es un síntoma que
tiene que ver también con agobiar al personal en la vida de a pie, entre otras
cosas. Sé que conseguirá adelantar y que quedará delante de mí o apenas una
plaza más allá (dos segundos más literalmente) hasta llegar a la autovía.
Por fín me adelanta para quedarse pegado al siguiente coche e ir
mordisqueando el carril izquierdo pendiente de adelantar más, caso improbable.
Yo escucho algo entretenido en la radio. La velocidad de 90-100 me permite contemplar
como rompe la primavera en Fuente la Higuera. Los campos están hermosos y de
repente un conejo. Pienso que el imbécil ni lo ha visto. La personas que viven
deprisa-deprisa no saben que hacer en la naturaleza ni se acuerdan de que es su
madre. Para mi sorpresa, para que me anime a pensar en este paradigma del
imbécil, se ven decenas de conejillos danzando en un prado verde, y más
adelante, más decenas de conejos, probablemente para darle al fitipaldi otra
oportunidad y pueda dedicar algo de espacio para la belleza en sus tortuosos
pensamientos sobre asfalto y adelantamientos. Sospecho que no se da ni cuenta
porque va muy pegado al otro coche y con las mismas ansias.
Llegamos al desvío de la autovía y el triste muchacho ha ganado su
segundo por delante de mí. No hay prisa que justifique este comportamiento.
Esta prisa para llegar a ninguna parte, para llegar mal a donde sea, nos corroe
y nos atocina; es un cáncer que nos hace vivir mal y pensar peor. Vivir rápido,
comer rápido, tomar pastillas para callar el dolor sin escuchar su mensaje.
Coger el coche para ir al gimnasio y evitar 15 minutos andando. Coger el
ascensor para subir dos pisos. Estar estresadísimo por que nos hemos creado
ocupaciones artificiales, perder el tiempo criticando a los demás sin
conocernos a nosotros mismos, perder el tiempo en general... fragmentos del “apocalípsis
tocino”. El imbécil solo es un impaciente más -cualquiera de nosotros-, una
marioneta que no se plantea quien mueve los hilos. Mientras tanto, el show debe
continuar. Las máquinas funcionando. La luces encendidas. El ruido de fondo, no
vaya a ser que el silencio despierte nuestra conciencia.
Esta foto pertenece al mismo tramo y está hecha desde mi coche, pero en invierno. Se puede ver el tráfico de camiones y que es un tramo que invita a ir tranquilito. |
Lo has clavao!:*)
ResponderEliminar