De entre todas las señales que últimamente nos alarman, hay una que hace poco me llamó la atención. El dueño de Mercadona, el señor Juan Roig, el más cabal y emprendedor de los hermanos Roig, dejó caer la perla de que tenemos que imitar la cultura del esfuerzo con que trabajan los chinos en España, al hilo de dar ideas para superar la galopante crisis. Vaya por Dios, el empresario citado como buen modelo, que reinvierte buena parte de sus ganancias en abrir más centros y crear más puestos de trabajo, y que no le ríe las gracias ni a pesoes ni pepes, se desayuna con esta nefasta idea y tópico envenado. Va a ser que los puestos de trabajo que el señor Roig crea son a cuenta de puestos que se pierden en el pequeño y mediano comercio, y que se pierden también porque las grandes superficies asfixian a los proveedores, y además deslocalizan con alegría buena parte de la producción. O sea, que a lo mejor salen más gallinas de las que entran. Lo que está claro que el señor Roig escala p...